17 de diciembre de 2006

¡Que caiga la bola!

Galileo tuvo una apasionante vida.

Nació en pleno siglo XVI, en 1564, en el seno de una familia de músicos (esto, por cierto, le fue luego de gran ayuda en sus experimentos). Vincenzo, su padre, era gran aficionado a la investigación en su propio campo y dicha afición, junto con un recio carácter, fueron dos herencias que bien aprovechó Galileo.

En un principio, y en un otoño de 1580, ingresó en la Universidad de Pisa con la idea de estudiar medicina, pero sólo con la idea. Las matemáticas se cruzaron en su camino y el de Pisa sucumbió. Nueve años después, en 1589, ya era docente en dicha universidad, y comenzó su estudio del movimiento de los cuerpos al caer. Y, por ende, su pesaroso ataque a la filosofía natural de Aristóteles y al sistema ptolemaico en favor del copernicano.

Sus trabajos culminaron en la publicación en 1632 del "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano", donde Salviati y Simplicio discuten acerca de las bondades de ambos sistemas bajo el atento arbitrio de Sagredo en una sutil y subrepticia defensa de Copérnico a expensas de un simple Simplicio que a duras penas defiende el sistema ptolemaico en vigor.

Si bien el recurso engañó en un principio a los censores, no pasó el año sin que la Iglesia de Roma le llamase a capítulo, le forzara a decir que "abjuraba, maldecía y detestaba" sus pasados errores y le confinase a un arrestro domiciliario avant la lettre. Galileo supuestamente se desquitó con un desesperanzado y aún combativo "Eppur... si muove".


Y ahora, de prisa de prisa, llegamos al tema de la veracidad de la historia inclinada.

Durante estos años de arrestro domicilario, el anciano Galileo contó con la asistencia de un joven y prometedor matemático, Vincenzo Viviani. Además de los quéhaceres típicos de su trabajo, Viviani pasaba largas horas escuchando a Galileo hablar sobre su vida y obra. Así pues, resulta natural que Viviani fuese el primer biógrafo del de Pisa.

Empero, dado el cariño y admiración que el joven sentía hacia su maestro y la viveza de la mente del vivo Viviani, resultó algo a medio camino entre pura biografía y esforzada hagiografía, donde se forjaron muchas de las "leyendas galileanas" en lo que hoy daríamos en llamar una ingeniosa campaña de marketing.

Una de ellas y la que con el tiempo más fama tuvo, fue el experimento realizado desde el campanario de Pisa. El caso es que la única mención de dicho experimento aparece en la biografía de Viviani y ni siquiera el propio Galileo, por lo demás un magnífico comunicador y convincente 'vendedor' de sus ideas, lo menciona en sus textos.

Y Viviani no contaba con que "algunos de sus futuros lectores serían incrédulos historiadores de la ciencia.".

Dice "El prisma y el péndulo" en su página 52:

El destacado historiador I. Bernard Cohen llegó a hartarse de responder "no lo sé" a las preguntas de si alguien había soltado alguna vez dos bolas de distinto peso desde la torre inclinada de Pisa y de qué ocurriría si alguien lo hiciera. En una reunión del Congreso Internacional de Historia de las Ciencias de 1956, que se celebró en varias localidades de Italia, entre ellas Pisa, realizó una visita a la torre inclinada, pidió a algunos colegas y doctorandos que apartaran a los paseantes de un lugar en la base de la torre y subió los pisos inclinados por las resbalosas y gastadas escaleras de mármol. Cuando llegó arriba estiró los brazos, no sin cierta dificultad, por fuera del borde del lado sur de la torre y dejó caer dos bolas de distinto peso. Golpearon el suelo casi al mismo tiempo, ¡cloc!, ¡cloc!, ante un público embelesado, no porque presenciara algo inesperado, sino, al menos en parte, porque sabía que aquello tenía un significado histórico: era el famoso experimento de Galileo y la torre inclinada, realizado quizá por vez primera.


Así pues, la duda siempre ha rodeado la caída de los cuerpos desde el campanario de Pisa y aún hoy, la mejor respuesta de los más versados sobre el tema es un sólo "no lo sé".

Mai... si non é vero, é ben trovatto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y por si fuera poco Galileo también ideó un recolector mecanizado de tomates y un peine de bolsillo que se podía usar también como tenedor.

Gurry

Anónimo dijo...

Cierto es, o eso dicen, que la música, la arquitectura y ciertos números relevantes...(Nº aúreo, Nº pi, etc)...están relacionados entre sí a lo largo de la historia, bien por relaciones matemáticas (más o menos simples)bien porque siempre habrá una expresión que divida por algo llegue a dar el resultado que buscamos...

De ahí, ¿por qué no?, que el ancho de las vías de transporte de la "Shuttle" esté relacionado con el ancho de la pisada de un caballo de una cuádriga Romana...¿por qué no? amigo Pau.

Be DYC my friend, 8 years with Coke and two stones of ice, if possible.

Ramonzón de Invierno.

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