29 de diciembre de 2006

I and my Annabel Lee...

Un bello poema, no por bien conocido menos bello. Lo incluyo en inglés pues así fue escrito y mejor resuena.

Quien quiera una muy buena traducción al castellano que no vaya muy lejos. Hubo una vez un grupo autóctono que la musicó; el resultado no puede ser mejor: http://www.musica.com/video.asp?video=577.
Para aquéllos aquejados del síndrome '¡pero si hay película!': sí, la paz de espíritu y el solaz y regocijo del alma están en esa misma página, a la derecha del padre.

Por lo demás, y para el resto de su obra, Cortázar y Baudelaire ya hicieron buen trabajo.

Of my darling - my darling - my life and my bride / Mi querida hermosa, mi vida mi esposa...


*********************************************************
Edgar Allan Poe. 1809–1849
http://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Allan_Poe

89. Annabel Lee

IT was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of Annabel Lee;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
In this kingdom by the sea,
But we loved with a love that was more than love,
I and my Annabel Lee;
With a love that the wingèd seraphs of heaven
Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsmen came
And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
Went envying her and me;
Yes! that was the reason (as all men know,
In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we,
Of many far wiser than we;
And neither the angels in heaven above,
Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
Of the beautiful Annabel Lee:


For the moon never beams, without bringing me dreams
Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise, but I feel the bright eyes

Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling—my darling—my life and my bride,
In her sepulchre there by the sea,
In her tomb by the sounding sea.

28 de diciembre de 2006

...¡sólo tú eres necesario; nosotros somos contingentes!

Hoy una pildorilla que se me cruzó en el camino durante mi lectura de 'El prisma y el péndulo' que ya conocéis.
Tiene la virtud de solventar una conjetura que me viene rondando de unos tantos años para acá, cuya naturaleza dejo para después de la cita.

Dice el libro en su página 69 (!):
"En una ocasión, tras interpretar la última sonata para piano de Beethoven, el Opus 111, para unos amigos en una fiesta, Werner Heisenberg (por cierto, y volviendo al tema de qué es cultura, ¿cuántos pianistas pueden explicar la física cuántica a unos amigos en una fiesta?) dijo ante su arrobada audiencia: "Si yo no hubiera vivido, lo más probable es que otro hubiera formulado el principio de la indeterminación. Si Beethoven no hubiera vivido, nadie hubiera escrito el Opus 111".

En la misma línea, el historiador I. Bernard Cohen (nada que ver con Leonard ni con Joel y Ethan) cita un comentario atribuido a Einstein (quien, como es sabido, tocaba mal que bien el violín): "Aunque Newton o Leibniz nunca hubieran vivido, el mundo hubiera tenido el cálculo, pero si Beethoven no hubiera vivido, nunca hubiéramos tenido la Sinfonía en do menor [la Quinta]"."

Ahora, de vuelta a la conjetura, hace tiempo forjé la opinión de que la ciencia avanza con indepencia de las personalidades destacadas; de hecho, mi postulado coincide al punto con la primera frase de la cita de Heisenberg.

Dejando a un lado el mar de sutilezas y discusión a que esta conjetura da lugar, hace bien leer que dos de los más eminentes físicos de la Historia, buenos músicos también, han dicho lo que han dicho en relación con este tema. q.e.d.

25 de diciembre de 2006

EFV

Usease, Entorno Físico Virtual.

Dentro de las nunca demasiado ponderadas arcas de 'you tube' (que nos los hispanoparlantes podríamos rebautizar con guasa e hisopo, 'yo tuve') me aparecieron hace un tiempo este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=NZNTgglPbUA.

Muestra ni más ni menos que lo que promete el título: a un tipo del MIT desarrollando sobre una pizarra electrónica una serie de problemas elementales de mecánica con buena maña mientras desgrana las bondades de su sistema.

Y la verdad es que impresiona. Echadle un ojo, sin más.

EFV: En Fin, la Vida.

22 de diciembre de 2006

Malena es un nombre de tango

y aquí está dicho tango íntegro como la primera vez, ashá por el suburbio perfumado del 41 donde Homero Manzi (para la vos) y Lucio Demare (para el bandoneón) pusieron en cada verso su corazón...

Malena canta el tango como ninguna
y cada verso pone su corazón.
A yuyo de suburbio su voz perfuma.
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá, en la infancia, su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón; o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol...
Malena canta el tango con voz de sombra;
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
solo sé
que al rumor de tus tangos,
Malena, te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido;
tus labios, apretados como el rencor;
tus manos, dos palomas que tienen frío;
tus venas tienen sangre de bandoneón...
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada;
Malena tiene pena de bandoneón
.

17 de diciembre de 2006

¡Que caiga la bola!

Galileo tuvo una apasionante vida.

Nació en pleno siglo XVI, en 1564, en el seno de una familia de músicos (esto, por cierto, le fue luego de gran ayuda en sus experimentos). Vincenzo, su padre, era gran aficionado a la investigación en su propio campo y dicha afición, junto con un recio carácter, fueron dos herencias que bien aprovechó Galileo.

En un principio, y en un otoño de 1580, ingresó en la Universidad de Pisa con la idea de estudiar medicina, pero sólo con la idea. Las matemáticas se cruzaron en su camino y el de Pisa sucumbió. Nueve años después, en 1589, ya era docente en dicha universidad, y comenzó su estudio del movimiento de los cuerpos al caer. Y, por ende, su pesaroso ataque a la filosofía natural de Aristóteles y al sistema ptolemaico en favor del copernicano.

Sus trabajos culminaron en la publicación en 1632 del "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano", donde Salviati y Simplicio discuten acerca de las bondades de ambos sistemas bajo el atento arbitrio de Sagredo en una sutil y subrepticia defensa de Copérnico a expensas de un simple Simplicio que a duras penas defiende el sistema ptolemaico en vigor.

Si bien el recurso engañó en un principio a los censores, no pasó el año sin que la Iglesia de Roma le llamase a capítulo, le forzara a decir que "abjuraba, maldecía y detestaba" sus pasados errores y le confinase a un arrestro domiciliario avant la lettre. Galileo supuestamente se desquitó con un desesperanzado y aún combativo "Eppur... si muove".


Y ahora, de prisa de prisa, llegamos al tema de la veracidad de la historia inclinada.

Durante estos años de arrestro domicilario, el anciano Galileo contó con la asistencia de un joven y prometedor matemático, Vincenzo Viviani. Además de los quéhaceres típicos de su trabajo, Viviani pasaba largas horas escuchando a Galileo hablar sobre su vida y obra. Así pues, resulta natural que Viviani fuese el primer biógrafo del de Pisa.

Empero, dado el cariño y admiración que el joven sentía hacia su maestro y la viveza de la mente del vivo Viviani, resultó algo a medio camino entre pura biografía y esforzada hagiografía, donde se forjaron muchas de las "leyendas galileanas" en lo que hoy daríamos en llamar una ingeniosa campaña de marketing.

Una de ellas y la que con el tiempo más fama tuvo, fue el experimento realizado desde el campanario de Pisa. El caso es que la única mención de dicho experimento aparece en la biografía de Viviani y ni siquiera el propio Galileo, por lo demás un magnífico comunicador y convincente 'vendedor' de sus ideas, lo menciona en sus textos.

Y Viviani no contaba con que "algunos de sus futuros lectores serían incrédulos historiadores de la ciencia.".

Dice "El prisma y el péndulo" en su página 52:

El destacado historiador I. Bernard Cohen llegó a hartarse de responder "no lo sé" a las preguntas de si alguien había soltado alguna vez dos bolas de distinto peso desde la torre inclinada de Pisa y de qué ocurriría si alguien lo hiciera. En una reunión del Congreso Internacional de Historia de las Ciencias de 1956, que se celebró en varias localidades de Italia, entre ellas Pisa, realizó una visita a la torre inclinada, pidió a algunos colegas y doctorandos que apartaran a los paseantes de un lugar en la base de la torre y subió los pisos inclinados por las resbalosas y gastadas escaleras de mármol. Cuando llegó arriba estiró los brazos, no sin cierta dificultad, por fuera del borde del lado sur de la torre y dejó caer dos bolas de distinto peso. Golpearon el suelo casi al mismo tiempo, ¡cloc!, ¡cloc!, ante un público embelesado, no porque presenciara algo inesperado, sino, al menos en parte, porque sabía que aquello tenía un significado histórico: era el famoso experimento de Galileo y la torre inclinada, realizado quizá por vez primera.


Así pues, la duda siempre ha rodeado la caída de los cuerpos desde el campanario de Pisa y aún hoy, la mejor respuesta de los más versados sobre el tema es un sólo "no lo sé".

Mai... si non é vero, é ben trovatto.

El martillo, la pluma y el halcón

"El prisma y el péndulo", página 39:

Superficie de la luna, 2 de agosto de 1971


Comandante David R. Scott: Veamos, en mi mano izquierda tengo una pluma y en la derecha un martillo. Al parecer una de las razones por las que estamos aquí tiene que ver con un caballero llamado Galileo que ya hace mucho tiempo hizo un descubrimiento bastante importante sobre la caída de los objetos en un campo de gravedad. Así que pensamos, ¿qué mejor lugar para confirmar sus hallazgos que en la superficie de la Luna?

[La cámara se acerca a las manos de Scott, una de las cuales sostiene una pluma y la otra un martillo; luego el objetivo se aleja hasta encuadrar todo el paisaje y la nave de alunamiento Apolo 15, el Halcón.]

Scott: Y hemos pensado que podríamos intentarlo aquí ante todos ustedes. La pluma, naturalmente, es de halcón. Dejaré caer los dos objetos y, si todo va bien, los dos tocarán el suelo al mismo tiempo.

[Scott suelta el martillo y la pluma, que caen juntos hasta tocar el suelo casi simultáneamente algo más de un segundo más tarde.]

Scott: ¡Qué les parece! ¡El señor Galileo tenía razón!



Así pues, quedan vinculados Galileo Galileo y el Halcón (Apolo 15), tal y como prometimos en la anterior entrada. Quien quiera más detalle, que no deje de visitar la NASA en http://vesuvius.jsc.nasa.gov/er/seh/feather.html). Para los impacientes, he aquí el aclamado vídeo de tamaña hazaña: http://vesuvius.jsc.nasa.gov/er/seh/feather.avi.

Y ahora a por el mítico experimento, cuya veracidad la propia página de la NASA ya pone en duda...

7 de diciembre de 2006

¡Ay candela, ay candeeelaaa!

Estoy leyendo un fascinante libro de Robert P. Crease, filósofo e historiador de la Ciencia , "El prisma y el péndulo" (Ed. Drakontos, ISBN 84-8432-793-0 para facilitar la vida a aquéllos que lo quieran disfrutar) acerca de los 10 experimentos más bellos de la historia de la Ciencia.

Lleno de curiosidades y desvelos acerca de supuestos hechos de la historia de la ciencia experimental, uno en particular me llama la antención con poder: dice en su página 13 de la fascinación de Michael Faraday (por cierto que merece la pena su historia, para áquellos a los que el dogma de la instrucción frente a la voluntad y la capacidad personal puede: http://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Faraday) por las candelas o velas.

Dio, entre otras muchas, una disertación en la Real Institución de Londres acerca de la "historia química de la vela". El libro sigue así (mis comentarios en cursiva, mi énfasis en negrita):

"Al principio de su charla, Faraday calificaba las candelas de "bellas", y explicaba que no se refería a lo bonito de su color o forma; de hecho, a Faraday no le gustaban las velas ornamentales y llamativas. A su entender, la belleza se refiere "no a las cosas de mejor apariencia, sino a las que mejor funcionan". (al fin y al cabo, era inglés.) A sus ojos, una candela es bella porque su funcionamiento elegante y eficaz descansa sobre un gran número de leyes universales. (aquí comienza lo bueno, un mundo ignoto sobre el que Faraday arroja clara luz.) El calor de la llama funde la cera y al mismo tiempo genera corrientes de aire ascendente que enfrían la cera de los márgenes, creando de este modo una cavidad que recoge la cera fundida. Ésta se mantiene horizontal gracias "a la misma fuerza de la gravedad que mantiene unidos los mundos". La fuerza capilar hace que la cera fundida ascienda por la mecha desde la cavidad de la que emerge ésta hasta la llama que arde en su punta, mientras que el calor de la llama desencadena una reacción química en la cera que mantiene encendida la llama. La belleza de la candela, decía Faraday, descansa en el complejo juego de principios científicos de que depende y en la economía con la que los entreteje."
(Más detalle en "La historia química de una vela", ed. Nivola Libros y Ediciones, Tres Cantos, 2004)

Y esto por lo que se refiere a algo tan banal y cotidiano como una simple vela.

Seguiremos informando sobre Galileo, la verdad acerca del mítico experimento en el campanario sesgado de Pisa y lo que éste tiene que ver con el Apollo 15, ...

4 de diciembre de 2006

Até o apagar a velha chama...

Um cantinho
Um violão
Este amor
Uma canção
Pra fazer feliz
A quem se ama.

Muita calma pra pensar
E ter tempo pra sonhar
Da janela vê-se o Corcovado
O redentor
Que lindo!

Quero a vida sempre assim
Com você perto de mim
Até o apagar
A velha chama.

E eu que era triste
Descrente deste mundo
Ao encontrar você
Eu conheci
o que é felicidade
Meu amor

Pensadas