7 de diciembre de 2006

¡Ay candela, ay candeeelaaa!

Estoy leyendo un fascinante libro de Robert P. Crease, filósofo e historiador de la Ciencia , "El prisma y el péndulo" (Ed. Drakontos, ISBN 84-8432-793-0 para facilitar la vida a aquéllos que lo quieran disfrutar) acerca de los 10 experimentos más bellos de la historia de la Ciencia.

Lleno de curiosidades y desvelos acerca de supuestos hechos de la historia de la ciencia experimental, uno en particular me llama la antención con poder: dice en su página 13 de la fascinación de Michael Faraday (por cierto que merece la pena su historia, para áquellos a los que el dogma de la instrucción frente a la voluntad y la capacidad personal puede: http://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Faraday) por las candelas o velas.

Dio, entre otras muchas, una disertación en la Real Institución de Londres acerca de la "historia química de la vela". El libro sigue así (mis comentarios en cursiva, mi énfasis en negrita):

"Al principio de su charla, Faraday calificaba las candelas de "bellas", y explicaba que no se refería a lo bonito de su color o forma; de hecho, a Faraday no le gustaban las velas ornamentales y llamativas. A su entender, la belleza se refiere "no a las cosas de mejor apariencia, sino a las que mejor funcionan". (al fin y al cabo, era inglés.) A sus ojos, una candela es bella porque su funcionamiento elegante y eficaz descansa sobre un gran número de leyes universales. (aquí comienza lo bueno, un mundo ignoto sobre el que Faraday arroja clara luz.) El calor de la llama funde la cera y al mismo tiempo genera corrientes de aire ascendente que enfrían la cera de los márgenes, creando de este modo una cavidad que recoge la cera fundida. Ésta se mantiene horizontal gracias "a la misma fuerza de la gravedad que mantiene unidos los mundos". La fuerza capilar hace que la cera fundida ascienda por la mecha desde la cavidad de la que emerge ésta hasta la llama que arde en su punta, mientras que el calor de la llama desencadena una reacción química en la cera que mantiene encendida la llama. La belleza de la candela, decía Faraday, descansa en el complejo juego de principios científicos de que depende y en la economía con la que los entreteje."
(Más detalle en "La historia química de una vela", ed. Nivola Libros y Ediciones, Tres Cantos, 2004)

Y esto por lo que se refiere a algo tan banal y cotidiano como una simple vela.

Seguiremos informando sobre Galileo, la verdad acerca del mítico experimento en el campanario sesgado de Pisa y lo que éste tiene que ver con el Apollo 15, ...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si que da de si una candela, a saber que opinaria Faraday de las fascinantes colecciones de los domingos en el kiosko (1000 velas para decorar tu casa) ...

En cuanto a "la belleza se refiere no a las cosas de mejor apariencia, sino a las que mejor funcionan"... es algo bastante discutible, afortunadamente hay gente que no opina como él! sino el mundo sería bien distinto, aburrido y racional, o ni siquiera existiría el arte...

Hazte con la biografia de Galileo, no recuerdo la editorial pero es magnífica

Pericus Maximus

Anónimo dijo...

Cuando menos curioso.

Como también curiosa la relación entre Pisa y el Apolo 15, ¿para cuándo su edición?

Ramonzón de Invierno.

Unknown dijo...

¡¡¡Dios míoooo!!! Este es el mejor blog en el que haya entrado in my whole fucking life!!! Bueno, tampoco es que haya visto muchos...

Estoy de acuerdo con Pericus Maximus en que no siempre lo bello es lo que funciona y viceversa; véase por ejemplo cómo el bello Concorde tuvo que ser retirado de la navegación, y ese adefesio de la Nasa llamado Opportunity (no me acuerdo cómo se llama su gemelo), que fue diseñado para funcionar durante tres meses y va ya para tres años que nos está enviando imágenes desde la superficie del planeta de los marcianos.

Lo que sí reivindicaría es la belleza de lo simple (típica frase: "su belleza radica en su simplicidad", dicho lo cual, alguno podría pensar que el jugador Simplicio, del Palermo, es el futbolista más bello del mundo, cosa que pude comprobar ayer por la tele que no es cierta), de lo libre de artificios y pretenciosidad... aunque, claro, ¿quién te asegura que ese director de cine al que admiras por su crudeza y simplicidad no es un pretencioso de mierda que sabe cómo encontrar el aplauso de memos como yo que se dedican a desvariar en blogs como este???

Todo puede ser. Be water, my friend.

P.D. Espero ansioso el capítulo de Galileo.

Nash

Pensadas