De entre las variadas aventuras literarias en las que me he embarcado, una de la que me siento más orgulloso son los tontemas; son éstos tontos poemas más o menos a modo de romance (ya sabéis, octosílabos en ristra, riman los pares en asonante, quedan sueltos los impares) que he ido haciendo a ratos, siempre con la idea de contar una historia ingenua con rima consonante y mucha guasa.
La idea original no es mía y, como es de ley ser honesto y de bien nacido ser agradecido, aquí y ahora rindo tributo a 'a mais grande y maravilhosa y sublime tontetisa do universo mondo y parte del extranjero': Gloria Fuertes, que en ídem esté. (De hecho, otro vendrá de ese mundo gatuno que todo el mundo asocia con Gloria).
Ahora, y en primicia blogal, aquí va el primero de la serie...
Tengo gripe
Como mi amigo Felipe
Tengo gripe,
como mi amigo Felipe,
tengo gripe
y no lo puedo evitar.
Un nido de bacilococos
me hace cosquillas,
mi nariz llena de mocos
y no lo puedo evitar.
Día y noche,
en mi casa o en el coche,
entre sueño y sueño,
con un pañuelo pequeño,
yo me sueño los mocos,
es que no lo puedo evitar.
Y tendré que guardar cama
por lo menos un* semana,
aburrido como ostra,
la nariz llena de costras
y un nido de bacilococos
en mi nariz llena de mocos.
Pablo Ulíbarri Ramos
* Hecho a propósito y en plena posesión de mis facultades mentales, pues el ritmo poético interior de la estrofa lo exige, y frente a ello la pura y fría lógica de la concordancia nada puede.
N. del A.: en realidad, la nota al pie es realmente una nota, una negra corchea que llama al pie de página; ¡lástima que el blog no admita el nunca lo suficientemente ponderado tipo Wingdings!
1 comentario:
Muy Bueno, sí señor. ¿y esto lo hiciste bajo los efectos del antibiótico?
No sé que llegarías a hacer con un pastelito Holandés.
Ahí va El Camello Cojito (Gloria Fuertes)
EL CAMELLO COJITO
(AUTO DE LOS REYES MAGOS)
El camello se pinchó
Con un cardo en el camino
Y el mecánico Melchor
Le dio vino.
Baltasar fue a repostar
Más allá del quinto pino....
E intranquilo el gran Melchor
Consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos,
no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
Más medio muerto que vivo
Va espeluchando su felpa
Entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
Al camello le dio hipo.
¡Ay, qué tristeza tan grande
con su belfo y en su hipo!
Se iba cayendo la mirra
A lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
Cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
Le hace cosquillas al Niño.
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